Expertos: menor contaminación por COVID-19 no durará

Una foto de la ciudad de Los Ángeles tomada el 20 de marzo de 2020 muestra una vista que regularmente está oscurecida por la contaminación.

Desde una colina a poco más de seis kilómetros de Boston, la economista Michelle Manion, del World Resources Institute, dice que puede leer las letras del tope del edificio Prudential, un icono de la ciudad.

“Nunca había podido hacerlo, es verdaderamente sorprendente”, exclamó.

Desde que el gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, comenzó a ordenar el cierre de las escuelas y los negocios el 24 de marzo para contener la propagación del COVID-19, el tráfico en las autopistas del área se ha reducido en casi dos tercios.

La contaminación del aire ha descendido a la par.

“La gente no está yendo a los trabajos y la diferencia es grande”, dijo Manion.

Desde Boston a Washington, DC, los niveles de dióxido de nitrógeno, uno de los contaminantes del aire, se han reducido en casi un 30% en comparación con los cinco años anteriores, según datos de satélite de la NASA.

Los cielos han estado más claros este año desde Boston a París a Beijing. El clima juega su papel, pero el cierre de la mayoría de la sociedad por el coronavirus es un factor inmenso.

La drástica disminución del tráfico y los viajes aéreos han reducido el consumo de petróleo en todo el mundo. En Estados Unidos, el mayor consumidor global, la demanda ha caído un 31% con respecto al promedio de enero a mediados de marzo, según la Administración de Energía.

El menor uso de combustibles fósiles podría significar una reducción de las emisiones de gases invernadero de 5.5% este año, calcula Carbon Brief. Sería la mayor disminución registrada, más de cuatro veces mayor que las cifras durante la Gran Recesión de 2008-2009.

La caída de la demanda petrolera es responsable de más de la mitad de ese total.

También la Torre Eiffel en París puede observarse con toda claridad en esta foto tomada el 22 de abril de 2020.
También la Torre Eiffel en París puede observarse con toda claridad en esta foto tomada el 22 de abril de 2020.

Sin embargo, eso no durará.

“La gran expectativa es que todo vuelva a acelerarse cuando pase la crisis”, dijo Michael Gerrard, director del Saban Center for Climate Change Law de la Universidad de Columbia.

Las imágenes de satélite ya muestran que la contaminación está regresando en China.

Mientras tanto, la pandemia ha desacelerado la transición a una energía más limpia.

BloombergNEF, una organización de investigaciones de energía, redujo su pronóstico para 2020 sobre nuevas construcciones de energía eólica en un 12% y de energía solar en un 8%.

La venta de vehículos eléctricos se ha reducido en dos quintas partes de las cifras del año pasado.

Aunque esto es probablemente temporal, las energías renovables todavía tienen un sentido económico.

“El costo de las construcciones solares y eólicas ha descendido tanto en los últimos años que ahora es altamente competitiva. A veces supera las de los combustibles fósiles”, dijo Gerrard. “Eso no ha cambiado. Hemos visto una baja en las construcciones, pero creo que repuntarán cuando la gente vuelva a sus trabajos”.

No obstante, los pronósticos de BloombergNEF para instalaciones de energía renovable reflejan que el mundo se ha quedado muy atrás en lo que necesita para impedir que el planeta se caliente más de dos grados Celsius, la meta acordada en la cumbre de París en 2015.

Es muy pronto para decirlo, pero la pandemia podría traer cambios sociales que también afectarían a las emisiones de gases invernadero.

Un número sin precedentes de personas están trabajando desde sus casas y a muchos les está gustando. Manion dice que después de la crisis podría haber una mayor demanda de parte de estas personas para mantenerse en ese estado, al menos parte del tiempo.

“Esta es un área donde pudiera haber una reducción de las emisiones de los viajes al trabajo”, señaló.

Una de las preocupaciones es que la crisis de COVID-19 pueda sacar al cambio climático del panorama.

“Antes de crisis del virus, había un tremendo impulso en todo el mundo en activismo e interés del público sobre el cambio climático, pero obviamente la atención cambió hacia el coronavirus”, dijo Gerrard.

La falta de una presión política podría dañar a largo plazo los esfuerzos para una transición a la energía limpia, añadió.

“Estamos en un punto donde podemos hacer girar este barco en una vía o en dos”, dijo Manion. “Espero que podamos ver un liderazgo”.

De Steve Baragona

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