BUENOS AIRES — El futbolista argentino Ángel Di María recibió en la madrugada de este lunes una amenaza en una vivienda familiar en las afueras de Rosario, informaron medios locales, en un nuevo capítulo de la ola de violencia por narcotráfico que sacude a la ciudad de donde también es oriundo el astro Lionel Messi.
Según los principales medios del país, un automóvil dejó frente al barrio privado donde suele alojarse la estrella cuando visita Argentina un cartel dirigido a “la familia Di María” que decía que si el delantero volvía a Rosario ni el gobernador provincial, Maximiliano Pullaro, podría garantizar su seguridad.
Di María, actualmente en un club de Portugal, dijo la semana pasada que le gustaría terminar su carrera en Rosario Central, el equipo donde debutó en primera división.
“Decile a tu hijo Ángel que a Rosario no vuelva más porque si no le cagamos matando un familiar. Ni Pullaro te va a salvar. Nosotros no tiramos papelitos. Plomo y muertos tiramos”, decía el mensaje, de acuerdo con el portal de noticias Infobae, que citó a fuentes policiales.
La amenaza se produjo en momentos de una intensa escalada en la violencia de grupos de narcotraficantes en Rosario, donde se encuentra uno de los mayores polos agroportuarios del mundo, lo que convierte a la ciudad -según expertos- en una potencial vía de salida de drogas ilegales hacia otros países.
El año pasado, el ídolo argentino y rosarino Lionel Messi fue amenazado mediante una carta, luego de que desconocidos atacaron a balazos un supermercado de la familia de su esposa, Antonela Roccuzzo.
En respuesta al crecimiento de la inseguridad en Rosario, el gobierno argentino informó el jueves que enviará esta semana al Congreso de la Nación un proyecto de ley para permitir a las Fuerzas Armadas intervenir en operaciones de seguridad interior, con el objetivo de atacar el narcotráfico.
Di María es uno de los máximos ídolos de la selección argentina de fútbol, que ganó el Mundial del 2022 y desató festejos con millones de personas en las principales ciudades de Argentina.
Reuters
