OpenAI enfrenta dos demandas en San FRancisco, California, por supuestas violaciones a los derechos de autor. La compañía ha sido señalada por usar -sin consentimiento- libros para entrenar en la actividad de responder a preguntas a su sistema.
OpenAI, desarrollador del popular chatbot ChatGPT, basado en inteligencia artificial generativa, ha pedido a un tribunal federal de San Francisco que desestime parte de dos demandas de autores, entre ellos la comediante Sarah Silverman, que acusaron a la empresa de infringir sus derechos de autor.
OpenAI, que cuenta con el respaldo de Microsoft, apuntó el lunes a lo que calificó como demandas “accesorias” y afirmó ante el tribunal que el texto creado por ChatGPT no viola los derechos de los autores sobre sus libros.
OpenAI también ha negado la acusación principal de los autores de que el uso de sus libros para entrenar ChatGPT infringe sus derechos de autor, pero no pidió el lunes al tribunal que desestime esas demandas.
Los representantes de OpenAI y de los autores no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios formuladas el martes.
Dos grupos de autores presentaron demandas colectivas contra OpenAI a principios del verano boreal, acusando a la compañía de incluir ilegalmente sus libros entre los datos que usó para entrenar a ChatGPT a responder a mensajes de texto.
El grupo de Silverman también ha presentado una demanda contra Meta Platforms. Otros han presentado demandas similares contra empresas como Google, Microsoft y Stability AI por el entrenamiento de su IA.
OpenAI respondió el lunes a la alegación de los autores de que el texto generado por ChatGPT constituye “obras derivadas” de sus libros que infringen indirectamente sus derechos de autor.
La empresa afirma que los autores no han demostrado que el resultado de ChatGPT sea lo suficientemente similar a su obra como para demostrar una infracción de los derechos de autor.