ROMA – El Día Mundial de los Refugiados se celebra el sábado con el objetivo de sensibilizar a los refugiados en todo el mundo. En Italia, se realizó una vigilia especial de oración en Roma esta semana titulada “Morir de esperanza”, en memoria de los miles que pierden la vida en el mar, en sus viajes en busca de una vida mejor en Europa.
Dentro de la Iglesia de Santa María en Trastevere en Roma, muchos se reunieron para rezar en memoria de aquellos que se han ahogado en su intento de cruzar el Mediterráneo desde el norte de África y por aquellos que continúan haciéndolo.
Los africanos y los italianos mantuvieron el distanciamiento social dentro de la iglesia mientras rezaban juntos.
El secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, Monseñor Stefano Russo, se dirigió a la congregación.
Monseñor Russo dijo: “Estamos con numerosos amigos que cruzaron el Mediterráneo o llegaron por tierra. Muchos de ustedes han perdido dolorosamente amigos y familiares”.
La vigilia se celebró en conmemoración del Día Mundial de los Refugiados. Monseñor Russo pidió a los muchos extranjeros, los “nuevos europeos” que se les permita salir de sus condiciones invisibles.
Dirigió sus pensamientos a “los forzados a campos de refugiados superpoblados, que no ven salida”, a los rohingya, al campamento de Moira en Lesbos, a los muchos que llegan a Tapachula, en la frontera con México, a los sirios, en el libanés campamentos Llamó a todos estos “lugares de dolor” donde aún más que en el pasado hay una falta de alimentos, ropa, carpas y asistencia médica.
El bloqueo, agregó, empeora las condiciones de vida con el distanciamiento social imposible y hombres, mujeres y niños sin acceso al agua para lavar y aterrorizados de morir por el coronavirus.
Marco Impagliazzo, miembro de la Comunidad Católica de San Egidio que organizó la vigilia dijo que es esencial que todos, africanos y europeos, lidien juntos con la pandemia en el continente africano.
Impagliazzo indicó que si esto no sucede, habrá otras largas oleadas de llegadas de migrantes y el virus debe ayudarnos a comprender que todos debemos remar en la misma dirección.
Se cree que más de 40.000 migrantes han muerto en un esfuerzo por llegar a Europa a través de cruces terrestres o marítimos desde 1990.
De Sabina Castelfranco
