Se intensifican efectos del cierre, mientras se acerca nueva quincena sin posibilidad de pago

El obelisco de Washington visto detrás de una cadena de seguridad, en la Alameda Nacional simboliza el cierre parcial del gobierno federal, que el martes 15 de enero cerró su vigésimo quinto día, sin visos de solución.


 

A pocos días de que unos 800.000 trabajadores federales de Estados Unidos vuelvan a pasar una quincena sin cobrar salario, la Casa Blanca volvió a cambiar de táctica el martes, pero su intento no tuvo éxito.

Una invitación a legisladores centristas demócratas para que acudan a una reunión con el presidente Donald Trump, pero sin sus líderes de la Cámara y el Senado, Nancy Pelosi y Chuck Schumer; y legisladores republicanos poco conocidos entre ellos varios recientemente elegidos, fue declinada por los demócratas.

Pelosi había aceptado que los legisladores invitados a la Casa Blanca acudieran a la reunión, diciendo que así se darían cuenta de con qué tienen que lidiar cuando tratan de negociar con Trump.

El Senado y la Cámara Baja anunciaron que no irán a receso la próxima semana por el feriado en honor de Martin Luther King, mientras el gobierno sigue cerrado. El miércoles será el día 26 de cierre y no se prevé solución.

El presidente Trump insistió el martes en su demanda de 5.700 millones de dólares para construir un muro en la frontera con México, y los demócratas se niegan a aprobar los fondos, o a negociar mientras el gobierno continúe cerrado. Para los demócratas el muro es inefectivo e inmoral.

Pese al rechazo al cierre, expresado alrededor de la nación por empleados de diferentes agencias de gobierno y sindicatos de trabajadores federales, y de encuestas que muestran que una mayoría de estadounidenses culpa al presidente por el cierre, Trump insistió el martes que “la gente está impresionada por cómo el gobierno está trabajando muy bien bajo las circunstancias en las que estamos”.

El presidente hizo la afirmación en una conferencia telefónica con partidarios el martes.

Pero detrás de bambalinas, la administración y sus aliados en el Capitolio están preocupados, esperando lograr una solución antes del martes 22 de enero, cuando deben preparar los próximos cheques para los trabajadores. La quincena anterior, las boletas de pago llegaron llenas de ceros.

“Definitivamente hay una sensación de que un plazo se aproxima, que sería el próximo martes, para asegurar que podemos resolver este problema”, dijo Mercedes Schlapp, una vocera de la Casa Blanca.

El presidente ha vuelto a acudir al Congreso para buscar una solución, habiéndose retirado al menos temporalmente de su amenaza de declarar una emergencia nacional que le daría los fondos de programas militares de reserva sin tener que acudir al Congreso, pero le traería muy posiblemente demandas por abuso de poder.

Trump se reunió con los legisladores republicanos que acudieron a su invitación y la Casa Blanca dijo que antes que acabe la semana volverán a invitar a un grupo bipartidista de representantes, conocidos como el Grupo que Soluciona Problemas.

El presidente instó a sus partidarios a llamar a los legisladores demócratas para presionarlos a que apoyen el muro para reabrir el gobierno.

Poco después, un grupo de demócratas de la Cámara fue al Senado buscando reunirse con el líder de la mayoría republicana Mitch McConnell, para exigirle que considere las medidas aprobadas en la Cámara para financiar el gobierno, pero McConnell no estaba en la oficina y los recibió un asistente. Los demócratas dejaron una nota.

El líder del Senado ha dicho que no quiere perder el tiempo de los senadores y solo llevará a voto las medidas que haya seguridad de que Trump firmará. McConnel dice que los demócratas han convertido al muro en “algo malévolo” y que es hora de que el país salga del “carrusel político” de la disputa por el cierre.

Los republicanos culpan a los demócratas de negarse a ceder, y dicen que es Pelosi la que debe presentar al presidente una nueva propuesta. “El presidente -que no es conocido por su flexibilidad – ha sido más flexible que el otro lado”, dijo el senador Roy Blunt de Missouri, pese a que fue Trump quien se salió de la más reciente reunión a la que había invitado a los demócratas en la Casa Blanca.

Pero entretanto, los efectos del cierre parcial del gobierno se intensifican en todo el país. Las historias abundan en los medios de trabajadores que enfrentan difíciles situaciones y nerviosismo por pagos de hipotecas, seguros médicos y deudas adquiridas.

Algunos legisladores están renuentes a viajar a sus lugares de origen y la suspensión del receso de la próxima semana les proporciona una excusa, para no enfrentar a los contribuyentes.

A todo esto se agrega que el director ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon, dijera a periodistas el martes que anticipa que el crecimiento económico de EE.UU. baje a cero este trimestre si continúa el cierre del gobierno.

“Espero que no llegue al fin de semana”, dijo el senador John Thune, republicano por Dakota del Sur, número dos de su partido en el Senado.

Sin esperanza de una solución entre Trump y los demócratas, el senador Chris Coons, demócrata por Delaware, expresó el temor de que “el cierre eventualmente nos lleve a un punto donde los estadounidenses estén enojados y hartos de todos nosotros”.

Con información de AP

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